Compartir la misma ventana

By 23 mayo 2019 enero 8th, 2021 QualityBlog

En muchas ocasiones compartimos la misma ventana. Y cada uno de nosotros veíamos el mundo diferente. Aprendimos juntos a escuchar más allá del silencio. Y pasaban los minutos, las horas, los días, las semanas… 

Para ti, aquella ventana era un constante aprendizaje. Para tu entorno era la desesperación. Y para mi, se convirtió en el puente de comunicación contigo.

Descubrí que, detrás, había un mundo que te daba miedo. No querías ir. No querías formar parte de él. Y yo, que venía de ese mundo, no lo entendía. Era consciente de que habían injusticias. Pero a ti te costaba convivir con ellas. ¿Qué podíamos hacer unidas?

9 años tenías y ya te parecía que la vida era cruel, injusta y falta de valores. No encontrabas tu sitio dentro de un mundo con tantas posibilidades.

Seguíamos compartiendo la ventana. Y ahora, una idea alocada surgió. ¿Qué pasaría si creamos tu mundo al otro lado de la ventana? Dicho y hecho. Juntas describimos, dibujamos y pintamos tu propio entorno ideal: tu barrio, la escuela, las calles de tu ciudad… Ya lo teníamos todo.

«Ahora me tocaba a mí sorprenderte cada día»

¿Y ahora? Ahora me tocaba a mi sorprenderte cada día. Te hacía cerrar los ojos. Salía al otro lado de la ventana y… ¡Sorpresa! Cada día un dibujo nuevo de tu mundo esperaba al otro lado.

De repente, la vida nos regaló compartir sonrisas y carcajadas, escondidas bajo el silencio. Hasta que un día, acompañada por un grupo de amigos hice tu mundo. Miraste por la ventana y dijiste tus primeras palabras: ¿Me llevas?

Sólo necesitabas sentir que cada persona, sea cuál sea su edad, ve el mundo de diferente manera. Es importante saber que tu mundo puede ayudar a los demás a ser mejor.

«Es importante saber que tu mundo puede ayudar a los demás a ser mejor»

Ahora los silencios son cada vez más cortos y las anécdotas son cada vez más apasionantes.

Ahora ya han pasado 6 años. Seguimos compartiendo nuestros momentos detrás de la ventana. Y hemos aprendido que tu mundo y el mío pueden convivir juntos.

Para ti, ahora esta ventana es un marco de la realidad. Para tu entorno es la vía de convivencia. Y para mí se ha convertido en el rincón de tus confidencias.

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