¿Cómo acompañamos mejor a una persona con una patología?

By 3 junio 2021 QualityBlog

El cuidado de una persona representa una tarea muy difícil y de mucha responsabilidad. No es sencillo hacerse cargo de un familiar, y mucho menos si no estamos preparados profesionalmente para ello.

A menudo, esta situación se presenta de manera inesperada. En forma de accidente o de enfermedad aguda, y no nos da tiempo a formarnos. Entonces, no queda más remedio que aprender con la práctica del día a día.

Al principio, no somos conscientes de que sobre la persona cuidadora recae la responsabilidad y el esfuerzo del cuidado. Y que esta situación puede durar horas, semanas, meses o años.

“¡Cuidar a una persona te cambia la vida! Pero no implica dejarte de lado ni a ti, ni a tu familia ni a tu entorno»

Generalmente, se experimentan 4 etapas:

1-. Negar el problema. Y el problema no es la patología, sino aceptar que esta persona, a la que queremos, necesita ayuda de otras personas para acompañarla durante todo el proceso.

2-. Búsqueda de información. La necesidad de saber qué es la patología, como cuidar, opciones de tratamiento… Y convivir con muchas emociones entre las cuales está la ira, la culpa y la frustración. Estos son el pan de cada día.

3-. Organización. Tratamientos, seguimientos, visitas, procedimentos… Todo ello ayuda a clarificar y saber las necesidades reales de la persona que sufre la patología por tal de que la persona cuidadora pueda gestionar mejor la situación y la vida cotidiana.

4-. Adaptación. Momento donde aprender a convivir con la enfermedad. Nos permite pararnos a pensar: «Seguro que hay más familias como nosotros». Y aquí empieza la gran tarea de dar y recibir, de compartir y escuchar: De vivir con una patología.

¡Cuidar a una persona te cambia la vida! Pero no implica dejarte de lado ni a ti, ni a tu familia ni a tu entorno.

“¡Cuidar a una persona et cambia la vida! Pero no implica dejarte de lado ni a ti, ni a tu familia ni a tu entorno»

¿Y por dónde podemos empezar? ¡Venga, lo intentamos!

  • PREPÁRATE. Pese a ir a contracorriente, necesitamos unas bases. Pide ayuda a los profesionales sanitarios, auxiliares, equipos de apoyo… Que te facilitarán las herramientas para gestionar la nueva situación.
  • ENTIENDE EL DIAGNÓSTICO. A menudo, el lenguaje médico nos bloquea. Si hay información que nos cuesta comprender y tenéis dudas, preguntad, buscad las respuestas en los profesionales sociosanitarios que forman parte del entorno de la persona que sufre la enfermedad.
  • PLANIFICA LAS CURAS. Todo tratamiento y atención del día a día requiere tiempo. Saber qué hay que hacer y qué necesita la persona que cuidamos nos aportará cierta tranquilidad para afrontar las diferentes situaciones que vayan llegando.
  • ADAPTAR EL HOGAR. Hay pequeños y grandes cambios en nuestro entorno que nos facilitarán muchas de las tareas. Y nos ayudará a cuidarnos como cuidador.
  • ORDENA LA INFORMACIÓN Y TENLA SIEMPRE A MANO. Tener toda la documentación médica ordenada nos agilizará en las pautas médicas, controles, cambios de tratamiento y lo más importante: En los momentos críticos ayudará al personal médico a reaccionar de manera más eficaz, ya que podrán acceder a toda la información de una manera clara. Verdad que cuando estudiábamos, ¿tener los apuntes ordenados nos ayudaba a repasar para un examen? ¡Pues pensad que cuánto mejor ordenado esté, mejor podrán acceder a la información que necesiten!
  • COMPARTE RESPONSABILIDAD. Toda la carga física, mental y emocional no puede recaer sobre la misma persona. Delegar en el entorno y si es necesario en profesionales, no te hará ni mejor ni peor persona. Es importante saber donde tenemos nuestros límites, porque para cuidar nosotros tenemos que estar bien.
  • PRIORIZA. Cuidar a una persona con una patologia no implica dejar de vivir, ni dejar de sentir, ni dejar de decir en voz alta lo que sentimos, ni dejar de hacer lo que nos gusta… Cuidar a una persona implica empezar a ser felices con lo que tenemos.

¡Cuídate! Porque tu eres imprescindible.