Todo el mundo pertenece a una familia. Sea cual sea su forma, constitución, hogar, cultura… Toda persona tiene un primer entorno al que pertenece y donde crea sus primeras relaciones afectivas.
Puede ser un hogar familiar, un centro de acogida o cualquier otra situación. También puede existir o no un vínculo de sangre. Pero siempre nos sentimos parte de una familia y conectamos con los primeros referentes de nuestra vida.
Trabajamos en entornos como pequeños centros educativos o guarderías para que las familias y los niños y niñas mejoren juntos su convivencia.