Nos falta un abrazo

No es necesario decir que hemos vivido y seguimos viviendo una de las peores crisis a las que tendremos que hacer frente en nuestras vidas. Una pandemia que nos ha puesto a todos delante del espejo y nos ha demostrado que somos mucho más vulnerables de lo que creemos. Y una etapa que nos debe enseñar muchas cosas para aprender a gestionar las emociones del futuro.

Todos y todas lo podremos recordar de muchas maneras diferentes. En el peor de los casos, se ha podido estar aislado con la familia y valorar ese tiempo juntos que la rutina a menudo obstaculiza. Jugar con los más pequeños, recuperar nuestras aficiones, reencontrarse con uno mismo… 

En otros, ha sido necesario alejarse de los padres, hermanos, amigos o parejas para apreciar como los necesitamos. Pero está claro que aún hemos observado situaciones mucho más extremas.

«Esta etapa nos debe enseñar muchas cosas para gestionar las emociones del futuro»

El personal sanitario se ha entregado para salvar vidas. Días y días de trabajo a contrarreloj, con el desgaste que ello supone. Especialmente cuando los resultados no son los que todos quisiéramos… 

Todo, sea cuál sea la situación, pone en evidencia como de importante es una cosa: El acompañamiento en los momentos más delicados..

«El acompañamiento en los momentos más delicados es esencial»

A todos nos ha faltado un abrazo. Los que hemos sufrido en la distancia viendo a un ser querido a través de una pantalla. Los enfermeros y médicos que no han dado abasto ante el colapso. Los trabajadores que han seguido al pie del cañón fuese cuál fuese el riesgo. Pero sobretodo, esas personas que se han ido en soledad. En sus camas, sin nadie más a su lado. Sin un último beso, y sin un último «te quiero».

Por todos ellos. Queremos estar allí para que nadie lo vuelva a sufrir.